Samuel García y Mariana Rodríguez saludan al Papa Francisco en Audiencia General en el Vaticano
El gobernador de Nuevo León, Samuel García y su esposa Mariana Rodríguez saludaron al Papa Francisco al término de la Audiencia General donde le regalaron un par de camisetas de futbol de los equipos de los Rayados de Monterrey y los Tigres de Nuevo León.
La pareja asistió a la Audiencia que el Papa Francisco celebra todos los miércoles en el Vaticano donde los fieles y visitantes acuden para escuchar el mensaje del jefe de la Iglesia Católica en el mundo.https://f172461d7675b6afa89be3ecc031e024.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html?n=0
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Al termino de la Audiencia, el Papa Francisco pasa a saludar a los invitados que se encuentran en las primeras filas del Aula Paulo VI, y después continua por el pasillo central bendiciendo a todas las personas que esperan tomarse una foto con él.https://d-36871030141029536166.ampproject.net/2110212130002/frame.html
El Santo Padre continuó con su ciclo de catequesis basada en la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas, titulada “Caminar según el Espíritu” que en sus palabras en español invitó a ser guiados por el Espíritu Santo.https://f172461d7675b6afa89be3ecc031e024.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html?n=0
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“Los invito a dejarse interpelar por las palabras de san Pablo: ¿Caminamos según el Espíritu o nos quedamos encerrados en deseos mundanos? Si nos dejamos guiar por el Espíritu, también estamos llamados a acompañar a los que más sufren, a rezar por ellos, a ayudarlos de una manera concreta. Los animo a seguir en este camino con paciencia y alegría”.
Francisco explicó que a pesar de las debilidades que se pueden tener, y que no desaparecen, “Hay que evitar el camino opuesto, al que llama ‘los deseos desordenados’. Pero eso no significa que el mal o nuestros impulsos negativos vayan a desaparecer, sino que Dios es siempre más fuerte que nuestras resistencias y nuestros pecados”
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El Obispo de Roma explicó que el egoísmo, el propio interés, son “las apetencias de la carne” como las llama San Pablo, “Para poder combatir los ‘deseos de la carne’ que no favorecen la comunión – como la envidia, la hipocresía, el rencor, las críticas destructivas – es necesario dar espacio a la gracia y a la caridad”.
