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jueves, abril 18, 2024
ColumnasNacional

Malbaratar al país

La última operación del gobierno, de la cual supimos los ciudadanos, consistió en vender el que había sido el avión presidencial por muchos años

¿Quién no ha jugado Monopolio? Por lo visto López Obrador no conoce las reglas, ya que en lugar de acumular propiedades del Estado y convertir a México en el jugador más rico del tablero, malbarata lo que poseemos como nación.

Un buen negocio, en términos de la Cuarta Transformación, equivaldría a quebrar a la empresa o al local. Y, como estamos hablando de un país llamado México, los grandes “negocios” que hace la presente administración se traducen en considerables descalabros económicos.

La última operación del gobierno de la cual supimos los ciudadanos —que conste, no necesariamente la más reciente que se haya dado— consistió en vender el que había sido el avión presidencial por muchos años, esto es, antes de que se adquiriera a plazos el muy conocido TP-01. La transacción se hizo a través del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (INDEP), pero el negocio resultante no fue benéfico ni para el Estado ni para el ‘pueblo bueno’ de México. Esto no quiere decir que no hubo un negociazo de por medio, sin embargo este fue completito para quien compró la mencionada aeronave.

El comprador pagó 65 millones de pesos, cuando que en el mercado el precio de dicho avión es de al menos 260 millones de pesos. Ninguna oferta, por atractiva que sea, ofrece un producto al 25% de su costo. ¡Menuda ganga!

La pregunta es, entonces, ¿por qué malbaratar los bienes de la nación por una cuarta parte de su valor?

No es la primera vez que, de los bienes subastados por el INDEP, se presentan dudas. Sea debido a los precios irrisorios en que se subastan las propiedades o sea por cuanto a su condición jurídica. En ocasiones también ha resultado que están ubicadas en áreas protegidas, por lo que el terreno o inmueble no puede ser subastado. Eso no ha detenido a la 4T, y el INDEP solo desiste cuando los errores y fallas en la operación quedan expuestas ante la ciudadanía.

Así sucedió con el predio forestal que forma parte del Bosque La Primavera en el estado de Jalisco; 33 mil metros cuadrados en donde no se puede construir, pues constituyen predios de recuperación ambiental. En ellos se prohíbe realizar cualquier actividad que no sea la conservación ecológica.

Es más, el segundo director general que ha tenido el ya mencionado INDEP, Jaime Cárdenas, en su momento envió una carta al presidente AMLO señalando las anomalías en la operación y los procesos que sigue la dependencia (entre ellas la mutilación de joyas, las subastas manipuladas, la asignación ex ante de premios y un largo etcétera). El Instituto debe devolver más de 200 millones de pesos en efectivo y una cantidad similar en mercancías, porque el proceso para la enajenación de las mismas fue ilegal. Sin olvidar lo que debe a sus proveedores, entre ellos a las empresas que vigilan sus almacenes.

Es increíble que, a pesar de las reglas trucadas por parte del gobierno federal en este ‘juego de mesa’, el Estado salga perdiendo.

La idea del INDEP era destinar a los sectores más pobres de la población el dinero producto de la venta de bienes y propiedades asegurados a delincuentes, funcionarios y ex servidores corruptos. Sin embargo, dado su modelo de negocio, el resultado de la gestión del gobierno en funciones dista mucho de ayudar a las personas que más lo necesitan. Se ha vuelto, en cambio, en el arte de vender los productos decomisados y recuperados, muy por debajo de su valor, a un grupo selecto de individuos muchas veces predeterminado. Dicho de otra forma, a partir de posibles corruptelas se generan nuevos esquemas —ahí sí probadamente corruptos— que le salen mucho muy caros a la nación.

Por ejemplo, lo recaudado en la última gran subasta que se realizó ascendió a 14 mil millones de pesos, lo cual incluyó el avión, terrenos, una casa y lotes de productos diversos. Desgraciadamente no se puede saber si es mucho o poco, pues para empezar no se sabe cuánto se pagó por cada bien. Pero si el resto de lo subastado sigue el mismo canon que el avión, podemos pensar que se podían haber recaudado 56 mil millones de pesos en esa subasta en particular.

Mientras las corruptelas continúan en el INDEP, el malbaratar bienes sin ton ni son solo muestra la tesitura de la 4T. Teóricamente es diferente a las administraciones públicas anteriores, pero en la práctica ha resultado peor.

Podríamos preguntar al INDEP cuál es el siguiente bien que subastarán en tan solo una cuarta parte de su valor real. Mas ello no servirá de nada mientras no se conozca la verdadera razón que está detrás de este tipo de gangas y los nombres reales de quienes se aprovechan de ellas.

POR VERÓNICA MALO
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

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