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jueves, abril 25, 2024
Columnas

De el ala rotativa

La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.

Hace unos días hablamos del accidente de helicóptero donde perdieran la vida los vocales de la extinta Comisión del Papaloapan y otras dos personas. El tema se pone de dolorosa actualidad con el reciente accidente donde perdieran la vida la gobernadora de Puebla y un senador.

Gentes a las que les escurre el cerebro ya agotaron las implicaciones políticas escribiendo en los diarios, si bien mortales en Tres Valles pidieron saber los detalles técnicos de un helicóptero, o aeronaves de ala rotativa, como se les conoce entre la gente de aviación.

Específicamente, la máquina Agusta, como la del reciente accidente, es similar a cualquier helicóptero: un rotor principal movido por un eje, el cual a su vez es impulsado por una caja de transmisión, la cual recibe el movimiento de uno, dos y hasta tres motores de turbina o como los de los autos, de pistón.

En alguna etapa intermedia, hay un mecanismo que al detenerse el o los motores, de manera automática desconecta al rotor principal, algo así como el sprocket de una bicicleta, que si dejamos de pedalear permite a la rueda trasera seguir girando. En el caso de un paro durante el vuelo, ese mecanismo desconecta al rotor, dijimos, y permite una especie de planeo.

Ese planeo se llama autorotación y si lo hace un piloto bien capacitado, salva las vidas de los que vuelan con él. En la parte trasera de la mayoría de los helicópteros, hay una hélice chiquita llamada rotor de cola, que evita que por efecto de la rotación del rotor principal, el helicóptero gire descontroladamente. Y es una parte muy vulnerable de la aeronave.

Una piedra, una fruta o algo similar, han golpeado rotores de cola y puesto en apuros al piloto, incluso si le llega a un objeto en tierra, se rompe, o a su vez, si golpea a una persona, la lastima. Sacado de nuestra experiencia, hemos expuesto lo anterior a grosso modo, para que el público en general tenga otra referencia para normar un criterio y leer entre líneas la información real.

Esperamos que sirva. ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero al ritmo de: “Me canso, ganso, que investigo y avanzo”.

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