SRE prioriza el desarme nuclear en la agenda internacional
Ciudad de México.-La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) conmemoró el 57º Aniversario del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe, “Tratado de Tlatelolco”, un hito de la diplomacia mexicana y latinoamericana.
El evento, en el que estuvieron presentes representantes de los Estados parte del Tratado de Tlatelolco, así como del cuerpo diplomático acreditado en México, fue presidido por el subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, Joel Hernández García; la subsecretaria para América Latina y el Caribe, Laura Elena Carrillo Cubillas; el secretario general del Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (OPANAL), Flávio Roberto Bonzanini; y el presidente del Consejo del OPANAL, Marco Tulio Chicas Sosa, de Guatemala.
La canciller Alicia Bárcena Ibarra envió un mensaje a los participantes para recordar que, en los momentos más álgidos de la Guerra Fría, cuando el mundo estaba cerca de una conflagración nuclear, el Tratado de Tlatelolco fue concebido y concretado, y estableció la primera zona libre de armas nucleares en una zona densamente poblada del planeta.
Además de que su negociación demostró el valor y propósito de la diplomacia multilateral. También enfatizó que el Tratado establece la primera prohibición explícita de desarrollo, posesión, ensayo, emplazamiento, amenaza de empleo y empleo de las armas nucleares, en el ámbito regional.
Asimismo, la secretaria recordó el 10º Aniversario de la Conferencia sobre el Impacto Humanitario de las Armas Nucleares, organizada por el Gobierno de México en Nayarit, en la cual se analizó el impacto global de una catástrofe, intencional o accidental, causada por armas nucleares, en la salud pública, el desarrollo, el medio ambiente, el cambio climático, la migración, los derechos humanos, la seguridad alimentaria, la ayuda humanitaria, entre otros.
La Conferencia es considerada como “el punto de no retorno” hacia la adopción de un instrumento jurídicamente vinculante que prohibiera las armas nucleares, y que tres años después, en 2017, se materializó exitosamente con la negociación, en las Naciones Unidas, del Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares, mismo que entró en vigor en enero de 2021.
El presidente pro tempore del Consejo del OPANAL compartió el comunicado conjunto que los 33 países de América Latina y el Caribe acordaron con motivo del 57º Aniversario. En este documento, los países reiteran su profunda preocupación por la amenaza que representan para la supervivencia de la humanidad la existencia de alrededor de doce mil 512 ojivas nucleares, así como por el catastrófico impacto humanitario y consecuencias ambientales de su uso o de cualquier detonación intencional o accidental.
Entre otros elementos de la postura común regional, los estados de América Latina y el Caribe reiteraron su gran preocupación ante la situación internacional prevaleciente y condenaron todas y cada una de las amenazas de uso de armas nucleares, ya sean explícitas o implícitas, e independientemente de las circunstancias.
Por su parte, la directora ejecutiva de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), Melissa Parke, felicitó y agradeció a los Estados miembros del Tratado de Tlatelolco por sus esfuerzos y dedicación a favor del desarme nuclear.
Reconoció que el ejemplo de América Latina y el Caribe, con la adopción del Tratado, fue determinante para evitar que más Estados desarrollaran o adquirieran armas nucleares, al tiempo que destacó que las armas nucleares no son garantes de la seguridad de los pueblos, sino que la comprometen. Subrayó que el logro de América Latina y el Caribe, que proscribió las armas nucleares, ofrece la esperanza de que el mundo entero algún día estará también libre de este horrendo armamento.
El Tratado de Tlatelolco fue abierto a firma en 1967, entró en vigor el 25 de abril de 1969, y actualmente, se encuentra vigente para los 33 Estados de América Latina y el Caribe, quienes a su vez son miembros del OPANAL, con sede en la Ciudad de México. El Tratado inspiró el establecimiento de otras cinco zonas desnuclearizadas en el mundo, y Mongolia, que se declaró como Estado libre de armas nucleares.
El Tratado es uno de los mayores logros de la diplomacia mexicana, el principal promotor y negociador, Alfonso García Robles, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1982, por esos esfuerzos.
Desde el inicio de la era nuclear, México adoptó de manera unilateral e irreversible la decisión de nunca desarrollar armas nucleares o permitir la instalación de armas nucleares de otro Estado en su territorio nacional. Ante el actual escenario internacional, la diplomacia mexicana seguirá alzando la voz para señalar que un mundo más seguro y en paz, solo puede fincarse en el derecho internacional, en la cooperación y solidaridad entre las naciones, no en las armas, mucho menos en los arsenales nucleares.