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domingo, mayo 5, 2024
Nacional

Los penales mexiquenses, un millonario negocio subterráneo

En su segundo informe sobre la situación carcelaria en el Estado de México, el Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero presenta una visión descarnada de lo que priva en los 22 penales mexiquenses: cobros múltiples a los internos, corrupción en todos los niveles, negocios millonarios…

En su segundo informe sobre la situación carcelaria en el Estado de México, el Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero presenta una visión descarnada de lo que priva en los 22 penales mexiquenses: cobros múltiples a los internos, corrupción en todos los niveles, negocios millonarios con la venta de alimentos o lugares para dormir… Pero el subsecretario de Control Penitenciario del Estado de México, Manuel Palma Rangel, lo niega todo. Dice que el problema es la sobrepoblación.

EDOMEX (proceso).– Los penales de la entidad son un negocio subterráneo integral que cada año genera miles de millones de pesos de los que nadie rinde cuentas. Cada uno de los 34 mil internos de las 22 cárceles mexiquenses y sus familias se convierten en clientes que pagan por la satisfacción de sus necesidades básicas… y por su supervivencia.

En su “Segundo informe sobre situación carcelaria en el Estado de México: violaciones a los derechos humanos de los internos y a visitas”, el Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero (CDHZL) expone esta realidad penitenciaria, en la que 86.4% de los familiares de los internos pagó en promedio mil 259 pesos por visita para ingresar alimentos y 83.1% fue víctima de sobornos por parte de los custodios;

Según la Subsecretaría de Control Penitenciario, el informe del CDHZL “se sustenta en denuncias verbales que no se han formalizado ante las instancias legales correspondientes”. Y como justificación, indicó que para evitar abusos de autoridad e irregularidades se rota al personal operativo, administrativo y directivo.

Un custodio de un penal en el Valle de México –de quien se omite identidad para evitar represalias– habla con Proceso de la amplia gama de cobros que comienzan, dice, cuando los visitantes clandestinos o especiales –es decir, quienes no cubren los requisitos de ingreso– pagan entre mil y 3 mil pesos sólo por entrar.

Por el derecho a pasar al locutorio, el interno paga 50 pesos; 200 pesos por 20 minutos en la cabañita (casa de campaña habilitada para la visita íntima), y 300 pesos por 20 minutos en el área de visita íntima.

Sostiene que cerca de 60% de la población masculina y 25% de la femenina recibe visita una vez a la semana. En estos casos, cada familia gastó 5 mil pesos mensuales. En suma, los aproximadamente 20 mil internos visitados con regularidad generan 100 millones de pesos por mes.

Mariana “N”, familiar de un interno, asegura que se les cobra entre 30 y 70 pesos por el derecho a sentarse en una mesa durante la visita, y entre 20 y 30 pesos por ingresar una prenda, aunque ésta cumpla con todos los requisitos.

En los penales mexiquenses todo cuesta.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2371 del semanario Proceso cuya versión digital puedes adquirir aquí.

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