El objetivo desconocido de Miguel Hidalgo que detonó la lucha por la Independencia de México
Aunque Miguel Hidalgo inició con el movimiento que posteriormente culminaría con la Independencia de México, la realidad es que sus intenciones eran otras
Cada 15 de septiembre, las plazas públicas del país son visitadas por miles de mexicanos que se reúnen con la intención de conmemorar el inicio de la Independencia de México, que se dio hace ya 212 años.
Fue durante la noche del 15 de septiembre y la madrugada del 16, de 1810, que comenzó la Guerra de Independencia, con lo que México se liberaría del yugo español, que llevaba 300 años dominando al país. Por tal motivo, México era una colonia española.
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En la Plaza de la Constitución, en el Zócalo de la Ciudad de México, cada año, el presidente en turno sale del balcón principal del Palacio Nacional, y realiza el tradicional Grito de Independencia. Esta actividad es realizada también por los gobernadores de cada estado, y demás funcionarios. El Grito que se da, es una representación del que dio el cura Miguel Hidalgo y Costilla para comenzar con la Independencia, sin embargo, son muy diferentes, principalmente por la ausencia de dos “vivas” claves en el inicio del movimiento armado.
“¡Viva la religión!, ¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡Viva Fernando VII!, ¡Viva la América y muera el mal gobierno!”, gritó Hidalgo. A lo que el pueblo respondió: “¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines!”, según la versión del historiador Lucas Alamán.
Año con año, cada 15 de septiembre, el presidente en turno da el famoso Grito de Independencia. FOTO: GALO CAÑAS/CUARTOSCURO.COM
Y es que si bien, Miguel Hidalgo es considerado el padre de la patria por dar inicio al movimiento independentista, la verdad es que el objetivo del religioso no era la expulsión definitiva de los españoles y la formación de una nueva nación, sino tomar el control de la Nueva España hasta que los franceses, que habían invadido España desde 1808, dejaran de ocupar ese territorio y el rey Fernando VII volviera al poder.
La obra Nueva Historia General de México, realizada por diversos investigadores del Colegio de México, narra como Napoleón Bonaparte se hizo del trono de España, desplazó del poder a Fernando VII, quien era rey de esa nación en ese momento, y puso a su hermano José Bonaparte en el trono.
La ocupación francesa en España generó un sentimiento de vacío en la Nueva España, pues mientras un grupo buscaba la instalación de un gobierno temporal, hasta que Fernando VII regresara, otra fracción promovía que fuera el virrey quien gobernara el territorio que hoy se conoce como México.
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Previo a aquel 16 de septiembre de 1810, ambos grupos sostuvieron varios enfrentamientos, los cuales no terminaron muy bien para quienes buscaban un gobierno provisional, por lo que este grupo comenzó a conspirar para en un momento clave poder concretar su plan.
Miguel Hidalgo y Costilla apoyaba que Fernando VII, rey de España, volviera al poder. (Foto: INAH)
Si bien, Hidalgo y Los Insurgentes no buscaban la expulsión total de los españoles, la lucha que comenzaron el 16 de septiembre sirvió como detonante para expresar los reclamos del pueblo, conformado por una gran cantidad de campesinos que sufrían hambruna y malos tratos en la llamada guerra de castas.
De esta forma, lo que comenzó como un movimiento político, poco a poco se convirtió en un movimiento social, el cual tres años después, con José María Morelos y Pavón al mando, se quitaría la máscara y dejaría de tomar el nombre de Fernando VII como su razón de lucha.
El gran mérito de Hidalgo, y por el que probablemente sea considerado el padre de la patria, fue haber fusionado en un movimiento a los criollos en altos puestos y los sectores sociales más desfavorecidos por el régimen colonial, es decir, el origen de lo que hoy es México.
Otro de los vivas que ya no se dicen en el grito, es el de “¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!”, pues en una nación laica esa frase no sería bien visto, pero en ese momento fue una de las claves del movimiento. La Virgen de Guadalupe, como símbolo máximo del mestizaje, sirvió como punto unificador para todos los sectores de la sociedad.