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jueves, abril 25, 2024
Columnas

De inquietud

La piedra en el zapato, azote de huleras y culebros.


Por Manuel Ábrego.

Nos enteramos por los medios informativos y no lo creímos, pero buscamos una palabra adecuada para no escribir “pena” o “lástima”. Encontramos “inquietud”.
Nos dio inquietud el señor Presidente de la República Lic. Andrés Manuel López Obrador, cuando en su mañanera conferencia ofreció una alternativa para deshacerse del avión presidencial. Hacer millones de boletos de quinientos pesos y rifarlo. ¡Válganme las once mil vírgenes, de las cuales ninguna es de Tres Valles!
Poco después perdía algunos amigos, pues me mandaron sugerencias para aplicarlas al avión de marras, las cuales de publicarse ocasionarían que algún patriota de Cuarta, o sea, de la Cuarta Transformación, me convirtiera en setenta kilos de pellejos para gato.
Tomemos en cuenta que entre ellos hay uno o dos más tercos que un testigo de Jehová iraní. Por ejemplo, Salomé Terán sugería convertirlo en bombardero, para declarar la guerra a algún país. Lo deseché como corresponsal. Otro dijo que para abaratar el costo de volarlo, lo compraran combustible a los huachicoleros. Por absurdo, lo corté.
Un amigo, Benito Camelo Prieto, proponía que lo mandaran al Istmo de Tehuantepec a jalar vagones y ahorrarse las locomotoras para el Tren Transístmico. Al último que mandé a freír tuzas, fue porque opinó que sería bueno y más seguro ponerlo en lugar de la Montaña Rusa y subir mortales a pasear.
¡Me tiro al vino y a la perdición! Para vergüenzas no ganamos. Pero pudo más la gana de elucubrar. ¿Qué haría con la aeronave y cómo la mantendría quien se lo ganara? Pues ni teniendo la capacidad de la Santa Madre Iglesia Católica Romana de apañar billetes, iba a poder ya no solamente mantener, ni siquiera pagar el costo de guardarlo.
Si en este Tres Valles y en Tuxtepec, ciudad hermana en un estado hermano, existen riquillos que andan en bicicleta o al extremo, en motocicleta, mandan a vulcanizar los condones y cuando están aguados los inflan y adornan las fiestas de sus hijos, pues menos comprarán un boleto sabiendo que podrían ganar la rifa.
Que no sería la rifa del tigre, sino la del pterodáctilo, pues vuela. Pero eso sí, ya salió doña Dolores Padierna al quite y por las redes aseguró que hay quien respalde la compra de boletos. ¡En la torre!, dijo el buitre y siguió bailando, pero al ritmo de: “Te rifan, y con algo de celo, quién pudiera ganarte, quién quisiera pagarte, un minuto de vuelo”.

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