lunes, octubre 7, 2024
ColumnasNacional

Politizar la tragedia

Una y otra vez volvemos a escuchar la exigencia: “No politizar las tragedias”, “no politizar las tragedias”, “no politizar las tragedias.” Lo escuchamos en voz de funcionarios y muchos analistas. La leemos repetida día y noche en redes sociales y medios… “no politizar las tragedias.”

La exigencia se presenta disfrazada de sensibilidad desde el estrado de la superioridad moral. Suena bien. Sirve para ganar likes y hacer ver mal a quienes cuestionan. Pero, francamente, después de una tragedia como el derrumbe del metro de la CDMX, pedir que la situación “no se politice” es muy imbécil. Porque lo que sucedió el lunes por la noche no fue un desastre natural sino el resultado de acciones políticas de personas concretas, con nombre y apellido, que siguen en cargos públicos sin hacerse responsables.

No politizar lo sucedido significa no exigir justicia y dejar a las víctimas sin otra cosa que las condolencias vacías de quienes se dicen solidarios. Significa también pasar por alto la negligencia y corrupción evidente en las obras de infraestructura capitalina desde hace años y significa tapar la cadena de fallas que se tienen que resolver si queremos evitar que algo así vuelva a suceder en el futuro.

Fue el político Ebrard quien como Jefe de Gobierno construyó e inauguró la línea 12 del metro en medio de cuestionamientos sobre la premura, que tenía el evidente objetivo de hacer la obra rentable para las campañas del 2012. También es él quien no ha podido explicar los sobreprecios de la obra, los errores en la construcción y la opacidad de los contratos.

Fue el político Mancera quien no dio seguimiento a la investigación de la gestión previa, quien no le dio el mantenimiento adecuado al metro y no prestó atención a los llamados de los vecinos que señalaban quiebres estructurales tras el sismo de 2017.

Fueron los políticos Sheinbaum López Obrador quienes tomaron la decisión de aplicar la austeridad a rajatabla y reducir el presupuesto destinado al mantenimiento y remodelaciones. Fue la Jefa de Gobierno quien siguió ignorando las advertencias de los vecinos sobre la inestabilidad de los soportes.

Si no fuera por los políticos y sus decisiones, no habría personas fallecidas y hospitalizadas. Sí, hay que ser sensibles con las víctimas. Y esa sensibilidad exige solidarizarnos también con el coraje que los familiares expresan en redes y entrevistas al intuir que no pasará nada, porque en México, los verdaderos responsables rara vez la pagan. La empatía nos exige pedir justicia cuando ellos no tienen cabeza más que para pensar en el dolor de su pérdida. El asunto es político porque sí importa quién nos gobierna y las decisiones que toman. Pedir que una tragedia como esta no se politice es quitarles a los ciudadanos uno de sus derechos más básicos frente al poder: el de exigir cuentas y que los responsables den la cara por sus acciones y omisiones en el cargo. 

POR FERNANDA CASO 
FERNANDACASO@HOTMAIL.COM
@FER_CASO