Científicos detectan lluvia de agujeros negros; ¿Son peligrosos para la Tierra?
Científicos chilenos detectaron una lluvia de agujeros negros que tiene millones de años. ¿Representa algún riesgo para la Tierra?
Observaciones realizadas por científicos chilenos revelaron un viento galáctico titánico, impulsado por un agujero negro supermasivo, que tiene una edad aproximada de 13 mil 100 millones de años. Se trata del más antiguo de estos fenómenos, observado hasta el momento. Según sus descubridores, es una señal de que los enormes agujeros negros tienen un efecto profundo en el crecimiento de las galaxias.
En el centro de muchas galaxias se esconde un agujero negro. Pero en este caso, el tamaño del agujero negro es aproximadamente proporcional a la masa de la región central de la galaxia. Lo especial en este caso es que los tamaños de las galaxias y los agujeros negros difieren en aproximadamente 10 proporciones de tamaño. Por eso, se piensa que las galaxias y los agujeros negros crecieron y evolucionaron juntos a través de algún tipo de interacción física.
El equipo de investigación utilizó el telescopio Subaru de NAOJ para buscar agujeros negros supermasivos. Gracias a su capacidad de observación de campo amplio, el aparato permitió observar más de 100 galaxias con agujeros negros supermasivos.
Además utilizaron el ALMA, llamado Atacama Large Millimeter/submillimeter Array, en Chile. Se utiliza para investigar el movimiento del gas en las galaxias que tienen los agujeros negros.
Es 30 mil millones de veces más grande que el Sol
El equipo también midió el movimiento del gas silencioso en J1243 + 0100 y estimó que la masa de la protuberancia de la galaxia era aproximadamente 30 mil millones de veces la del Sol. Esto basándose en su equilibrio gravitacional. La masa del agujero negro supermasivo de la galaxia, era considerablemente menor, es decir, aproximadamente del 1 por ciento de la superficie.
Por eso, los científicos piensan que la co evolución de los agujeros negros supermasivos y las galaxias ha estado ocurriendo desde, al menos mil millones de años después del nacimiento del Universo.